En 2006 comenzó un incipiente negocio a cargo de una ciudadana francesa conocida como "Madame Gil", quien contrataba a personas para que compraran insumos para fabricar unos "quesitos mágicos", que luego servirían para venderlos en el área cosmética en Francia y otros países de Europa.
Sin embargo, se trató todo de una estafa a escala donde muchos chilenos, incluidos varios esforzados curicanos, perdieron varios millones de pesos invertidos en el negocio soñado.
Hace pocos días, la justicia francesa pidió a la fiscalía Centro Norte de Santiago juntar a la mayor cantidad de afectados en el país para interponer acciones legales en el viejo continente, que de prosperar podría significar indemnización para los involucrados.
Se recomienda acudir al cuartel de la Policía de Investigaciones de la comuna, pues la tarea de reunir a los estafados quedó en manos de la Brigada de Delitos Económicos de Rancagua, donde está concentrado el mayor número de estafados.