Si usted leyó este artículo es muy probable que le haya llamado la atención el titular. Afortunadamente, lo usé solo para captar el interés de los lectores, quienes muchas veces no ven a los ciudadanos haitianos, no les importan, como si fueran ajenos a su realidad. Solo contarles que, según carabineros, hay más de mil de esos ciudadanos dando vuelta por la provincia de Curicó. Ya dejó de ser una anécdota. Ellos llegaron para quedarse, por eso mismo hay que saber convivir con personas de distinto color y pensamiento.

No son ladrones

Lo primero que quiero destacar es que los "hermanos" haitianos vinieron a trabajar y eso lo podemos constatar en el área agrícola, supermercados, construcción, comercio, es decir, ya están en todos lados. Sin embargo, no todos están ocupados, pero así y todo, no han caído en la tentación de robar o asaltar. En otras ciudades, colombianos, por ejemplo, se han visto involucrados en la crónica roja.



Educados y bajo perfil

Otro punto a favor de estos inmigrantes es que son muy correctos y educados. No andan riéndose o diciendo groserías en la calle y, en contadas ocasiones, se quedan mirando fijamente a alguna curicana. Al contrario del chileno que llega a doblarse el cuello cuando pasa una haitiana, cuyas caderas son muy llamativas... para ser justos.


Mezcla inevitable

Si la vida sigue su curso normal, en pocos años más habrá inevitablemente parejas entre chilenos y haitianos. Por eso mismo, desde ya hay que educar a nuestros hijos a que todos somos seres humanos y que el color de piel es solo una característica física. De hecho, rescatable es el gesto del hospital de Curicó que escribió en lengua haitiana los derechos y deberes de los pacientes. Ese es un paso importante de integración. Paso que debemos dar todos en esta hermosa tierra.




Juan Sebastián Cofré
Periodista
Licenciado en Comunicación Social
Director www.curicosincensura.com








 
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