Ya
transcurrido poco menos de 1 mes desde la elección presidencial, comenzamos a
vislumbrar un nuevo escenario político, dos pactos políticos que crecen y uno
que decae, una derecha que se cuadro con su candidato por esas ansias de poder
y de derrocar todo lo planeado y ejecutado por Bachelet. Un Frente Amplio como
la niña linda de la fiesta, esa niña que
la nueva mayoría quiere conquistar para pensar en competirle a su adversario.
Pero en concreto qué hacemos ahora, ¿a dónde miramos? Queda mucho por hacer y
cuestionar, sin duda, pero cosa que debe ser concebida es dejar de creerle a
las encuestas, es conocer a todos los
candidatos, es medir en torno a la propuesta el peso real de quienes van a la
urna. Lo primero es trabajar para tener una ciudadanía empoderada capaz de
criticar, pero construir, de dejar de sentirse dueño de la verdad, escuchar la
verdad del otro y buscar en la verdad de cada uno, ese consenso que aporte a
convertirnos en un mejor país.
Dejar
de vernos como enemigos y entender que son nuestras ideas las que nos sitúan
como adversario, ese clima bélico que se da en el conteo de votos, donde la
gente se insulta y defiende a su candidato debe dejar de ser panorama común, el
debate de ideas, argumentando y meditando en lo que somos, en lo que queremos
ser y en que haremos para llegar a serlo. La
mayor enseñanza que debe quedar en la ciudadanía, es que una canasta familiar o
un regalito en tiempo de campaña, deben dejar de ser un insulto a la
inteligencia humana; “voto por el porque me regala esto”, debe dejar de ser la
frase, y aquellos que no votan deben asumir que el grado de compromiso que
muestran con su deber cívico, será el responsable de que al poder no lleguen
los mejores, y más allá de eso, seremos gobernados por 4 años por una autoridad
que solo representa al a 1 cuarto del universo votante.
Cómo
convencer al que no vota, el que no quiere no lo hará, hay que fortalecer la
educación cívica, y hablar de política, generar la discusión va a llevar a
construir una ciudadano crítico, que la señora que vota por un candidato lo
haga valorando lo que representa, pero por sobre todo lo que propone, una
sociedad culta, letrada, que ame los libros, que entienda que la política es
una necesidad en la toma de decisiones que implica gobernar. Y que un verdadero
líder ciudadano quiere ser representativo y quiere que en esa elección sea
mucha la gente que elija, pero informado.
Qué es lo que viene, en marzo un nuevo
presidente, nuevas autoridades, será clave evaluar el cumplimiento de lo que se
prometió, movilizar a la gente joven a
construir nuevos espacios políticos y de reflexión, hay muchas caras nuevas en el
congreso y eso sin duda le da esperanza al 2018, año que pavimentará desafíos
trascendentales para el desarrollo económico de Chile, podremos comprobar si
esta nueva forma de gobernar sacara retroexcavadora y eliminará avances de lo
que nos deja Bachelet o bien nos da una grata sorpresa y generará
transformaciones sociales que el país necesita.
José
Manuel Rodríguez Moraga.
Profesor
General Básico.
Ex
Candidato a Consejero Regional.
Militante
Revolución Democrática Territorio Curicó.