El Gobierno acaba de
anunciar un Plan de ayuda a la clase media que pareciera seguir la consiga “Gobernar
es endeudar”, y que básicamente consiste en una combinación de acceso a
créditos blandos, subsidios de arriendo por $150.000 y postergación de créditos
hipotecarios para quienes han perdido su empleo o se han visto afectados en sus
ingresos.
En síntesis, cuando el
nivel de endeudamiento de los hogares chilenos alcanza, en promedio, al 75% de
los ingresos, según cifras del Banco Central, el gobierno propone, en general,
seguir aumentando las deudas. Además, este plan está lleno de restricciones de
acceso, en otras palabras, viene con letra chica y no es un plan para toda la
clase media, es sólo para algunos.
Este plan presenta, al
menos, dos tipos de problemas, por un lado, es una medida parcial que no
permite tranquilizar y aliviar a las familias y, por otra parte, se insiste en
una política de ayudas muy focalizadas y no de acceso universal.
Es una medida parcial
porque no es contingente la necesidad de los solicitantes, por lo tanto, es muy
probable que por tratarse de clase media sea insuficiente. Es decir, desde su
impacto, es más bien un bono que debe ser devuelto.
Y, por otro lado, al ser
focalizado, lo que en teoría no tiene nada de malo, en la práctica, puede que por vía de reglamento o condiciones, pase
lo mismo que con el FOGAPE. Este último, orientado a la MiPYME, que es donde habita
la clase media emprendedora, tiene condiciones y una operación que implican en
la práctica una cobertura muy inferior a la prometida, además, una menor
ejecución cuya lentitud hace perder el sentido de oportunidad para una ayuda
urgente y de emergencia. Al día de hoy se ha ejecutado sólo un tercio de los
recursos prometidos.
La evidencia indica que
el Gobierno promete una cosa, diseña algo parecido, y resulta en la práctica
algo diferente y siempre menos. ¿Letra chica, falta de calle, incompetencia, desconocimiento
de la realidad, exceso de ideología o arrogancia? Probablemente de todo un poco.
Hasta hoy, nadie ha
podido explicar ¿por qué una persona puede suscribir un nuevo préstamo y no
puede usar el 10% de sus fondos previsionales? Incluso, es una paradoja que los fondos de las
AFP se puedan usar para salvar a las grandes empresas, vía bonos, pero no se
puedan usar para salvar a los dueños de esos fondos, los trabajadores, los que
también están en riesgo de quebrar, perder sus ahorros, no solo los del seguro
de cesantía, sino todos y después sus bienes, incluso sus casas.
Afortunadamente, cada vez
son más los chilenos presionando por el acceso extraordinario a su 10% y cada
vez más los expertos que se abren a considerar esta propuesta y aparentemente
ya no se trata de una herejía dentro del modelo neoliberal. Ciertamente, en la
posición del Gobierno pareciera haber un exceso de ideologismo.
En esta materia ha sido
muy destacada la ofensiva de la senadora por la Región del Maule, Ximena Rincón,
que ha venido formulando propuestas para mejorar las pensiones y al mismo
tiempo ha liderado la lucha para autorizar el uso, en esta emergencia, de parte
de los fondos previsionales. Nos gustaría ver al resto de los parlamentarios de
la Región involucrados en esta propuesta y poniéndose en los zapatos de las
familias chilenas.
Esta falta de compromiso
de la clase política, con las excepciones ya destacadas, le hace daño a la
democracia, le resta legitimidad, porque los ciudadanos perciben que la
política no se hace cargo de sus problemas. Los candidatos aparecen haciendo
promesas, cada cuatro años, y después, “si te visto no me acuerdo”. Por eso me
pregunto ¿hasta cuando seguimos votando de manera irresponsable? ¿Hasta cuándo
entregamos el voto a la ligera, o porque alguien me hizo un pequeño favor?
Llegó la hora de entender que nuestro verdadero poder es votar de manera informada,
responsable y consciente. Asimismo, debemos aprender a ejercer un mayor control
social sobre nuestros representantes populares, una vez electos.
Honorables parlamentarios
llegó la hora de demostrar de qué lado están. O siguen endeudando a los
chilenos y defendiendo a las AFPs o se ponen del lado de las personas y
autorizan el retiro de fondos previsionales.
Es verdad, no debemos
cerrarnos a propuestas diferentes, especialmente si son serias y bien
inspiradas, pero mientras no sean propuestas que ataquen el fondo del problema
que es el alto endeudamiento y la falta de liquidez, seguiremos impulsando el
uso del 10% de los ahorros previsionales.
Sueño con que pronto, la
presión de los chilenos logre que el gobierno deje de gobernar para endeudar y
comience a gobernar protegiendo a las personas.
Gerardo Muñoz Riquelme
Abogado y Magister en Gerencia Pública