Todo hacía presagiar que el Covid- 19 nos daría una tregua durante los meses de verano y que el peligro de la segunda ola recién se haría presente a partir del otoño. Al menos en Europa este fue el comportamiento del virus. Sin embargo, aquí estamos en medio de una segunda cuarentena mucho antes de lo esperado.
No somos los únicos,
otras comunas del país experimentan la misma suerte y todo parece indicar que
la llegada de la llamada cepa británica adelantó los plazos. La llamada cepa británica,
en alusión al lugar donde fue pesquisada por primera vez, si bien es menos
letal, es profundamente más contagiosa y, por lo mismo, pone de nuevo a prueba
la capacidad de respuesta de nuestro sistema de salud.
La fragilidad mostrada
por el sistema público, durante la primera ola, en materia de trazabilidad,
vuelve a ser nuestro talón de Aquiles y al perder el rastro del contagio, nos
quedamos luchando a ciegas sin saber donde debemos aislar y contener.
Frente a esta realidad,
no cabe otra actitud que la responsabilidad y la colaboración ciudadana con las
políticas impulsadas por las autoridades, pero esto supone una mejor
coordinación entre los diferentes actores en el territorio.
Basta de peleas y
acusaciones cruzadas, los ciudadanos exigimos a nuestras autoridades prudencia
y coordinación. Ya habrá tiempo de evaluar y de identificar responsabilidades.
Es más, todos tendremos que hacer, llegado el momento, una profunda
autocrítica, la reunión que pudimos evitar, la faena agrícola que debimos
rediseñar para evitar contagios, la fiesta que debimos suspender o el paseo o
el regalo que pudimos posponer.
En el caso de las
autoridades, el mensaje exitista que se debió evitar, el llamado a la
colaboración que dejaron de hacer, la campaña publicitaria que prefirieron
ahorrar, la pelea política que vino a contaminar la necesaria relación de
colaboración entre diferentes actores, etc, etc.
Por estos días, donde se
lanzan acusaciones y descalificaciones cruzadas, alimentadas por el estrés del
encierro y las restricciones a la libertad de desplazamiento, surge el
imperativo de volver a practicar el auto cuidado y el cuidado de nuestros seres
queridos. Esta conducta juiciosa producirá un ciclo virtuoso, “si me cuido
protejo a los que me importan y todos nos protegemos a la vez”.
Gerardo
Muñoz Riquelme