Hace varios meses que un grupo de amigos venía trabajando en silencio, pero la muerte por hipotermia de un hombre en el terminal de buses de Molina los hizo visibilizar la precaria situación que estaba viviendo gente que no tiene un techo y duerme en las calles.
Uno de los impulsores del albergue, Richard Quezada, señaló que esa
pérdida humana los afectó mucho y que no debe repetirse. “Comenzamos a full a
mover las redes para que en Molina se levantara un refugio temporal. La Iglesia
Bautista nos ofreció sus dependencias y muchas pymes nos apoyan y tenemos una
gran cantidad de voluntarios que hoy están en esta cruzada”, contó. En ese
sentido, agregó que atienden en promedio a 12 personas al día y que tienen
capacidad para una veintena. El albergue se encuentra ubicado en avenida
Oriente 1835.
En el equipo de trabajo
hay asistentes sociales, profesoras, ingenieros en prevención de riesgo,
paramédicos y dirigentes vecinales; y en la génesis de la idea están además
Mirza Cid, Teresa Valderrama y Sebastián Seguel.
Sin ayuda
Quezada aseguró que
buscan que las autoridades apoyen este proyecto. De hecho, se han reunido con
la alcaldesa Priscilla Castillo. “Este albergue no tiene financiamiento
municipal ni de ninguna entidad gubernamental. No hemos tenido una respuesta
real, sin embargo, hemos tenido una excelente acogida de la ciudadanía y nos
demuestra su espíritu solidario con sus donaciones”, acotó.
Si bien la labor que
hacen es gratificante, Richard Quezada reconoce que la tarea no ha sido fácil.
“Debido a que como grupo de amigos tenemos familias y trabajos en donde debemos
estar presentes”, indicó. Precisó que la iniciativa consta de rutas calles
(donde entregan alimentación y atención médica) y el albergue, todo con las
medidas preventivas por el Covid-19.
Por ahora, el albergue
busca gestionar recursos para el pago de monitores del turno noche, pero, hasta
ahora, no tienen respuesta de la Municipalidad.